¿Siempre anhelas comida salada? Formas de romper el ciclo y frenar los antojos
El anhelo de comida salada es algo que muchos de nosotros experimentamos y encontramos fascinante. Nuestros cuerpos naturalmente anhelan sodio porque es un electrolito vital que necesitamos. Hay momentos en los que podemos sentir una intensa necesidad de sal, tal vez porque estamos deshidratados, nuestros niveles de sodio en sangre son un poco bajos o incluso debido a cambios en nuestras hormonas.
Además, si comemos alimentos salados con frecuencia, es posible que nuestras papilas gustativas se acostumbren y pidan más. Está bien darse el gusto de comer algo salado de vez en cuando, pero es bueno recordar que el equilibrio es importante en nuestra dieta. Excedernos con la sal puede llevarnos por el camino de problemas de salud como la presión arterial alta.
Las razones detrás del antojo de alimentos salados
El papel del sodio en nuestro cuerpo: el sodio, a menudo conocido como sal , es un electrolito esencial en nuestro sistema. Está profundamente involucrado en garantizar que nuestro cuerpo tenga el equilibrio de líquidos adecuado y ayuda a que nuestros nervios funcionen y los músculos se contraigan adecuadamente. Si nuestro nivel de sodio baja demasiado, nuestro cuerpo nos da un empujón, haciéndonos desear un poco de sal para arreglar las cosas.
Vínculos hormonales con el sodio: Las hormonas de nuestro cuerpo, especialmente la aldosterona y la angiotensina, tienen una gran influencia en cómo manejamos los niveles de sodio. Los cambios en estas hormonas, tal vez debido a un día estresante u otros cambios hormonales, pueden hacernos desear un poco de sal.
La alegría del gusto y el olfato: Nuestras papilas gustativas y nuestro sentido del olfato realmente determinan nuestra elección de alimentos. Hay algo en la sal que hace que la comida tenga un sabor más rico y, cuando le damos un mordisco, activa los receptores de nuestra lengua y nuestra nariz. Estas señales llegan rápidamente a nuestro cerebro, trayendo consigo un momento de bienestar, haciéndonos buscar más de esa bondad salada.
La respuesta del cuerpo a la deshidratación: si nuestro cuerpo siente que se está quedando sin agua, podría empujarnos a comer algo salado. El sodio es como una esponja en nuestro sistema y ayuda a mantener los líquidos bajo control. Entonces, cuando de repente queremos algo salado, podría ser la forma en que nuestro cuerpo dice que necesita un poco más de agua.
El poder del hábito: somos criaturas de hábitos, incluso cuando se trata de comida. Cuanto más delicias saladas comemos, más se acostumbran nuestras papilas gustativas a ellas. Con el tiempo, esta familiaridad nos hace más propensos a querer estos alimentos, casi como una rutina reconfortante.
Un vistazo a nuestro pasado: si retrocedemos el reloj y miramos a nuestros antepasados, la sal no era tan fácil de conseguir como lo es hoy. Esta profunda necesidad de sal podría ser la forma ancestral que tiene nuestro cuerpo de garantizar que obtengamos suficiente cantidad de este valioso mineral para mantenernos saludables.
Comodidad en tiempos estresantes: La vida tiene sus altibajos y, a veces, en esos momentos difíciles, nos apoyamos en alimentos reconfortantes. Para muchos de nosotros, eso significa delicias saladas. Cuando el estrés se apodera de nosotros, nuestro cuerpo libera ciertas hormonas que nos dirigen hacia alimentos que nos brindan placer y, a menudo, eso es algo con una pizca de sal.
Formas de combatir el antojo de comida salada
Comprender la sed: hay momentos en los que nuestro cuerpo puede simplemente tener sed, incluso si lo siente como un antojo de sal. Adquirir el hábito de beber agua a lo largo del día garantiza que estemos bien hidratados y podría mantener a raya esos deseos salados.
Optar por mejores opciones: cuando le surja la necesidad de comer un refrigerio, considere los alimentos integrales en lugar de los procesados. Piense en verduras frescas , galletas integrales crujientes o un puñado de nueces sin sal. Ofrecen satisfacción sin la sobrecarga de sal.
La suave reducción de la sal: si nuestras comidas siempre han sido más saladas, está bien comenzar a cambiar. Al reducirlos gradualmente, nuestras papilas gustativas evolucionarán, permitiéndonos saborear sabores incluso con menos sal.
Ahora ya sabes cómo puedes detener la sensación de antojo de comida salada. Consulte los puntos anteriores para deshacerse de la sensación de manera efectiva.
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