Intolerancia al ejercicio: síntomas que debe tener en cuenta

Intolerancia al ejercicio: síntomas que debe tener en cuenta

Para las personas que dedican mucho tiempo a hacer ejercicio con regularidad, la intolerancia al ejercicio parece una pesadilla. Es la disminución de la capacidad de una persona para realizar determinadas actividades físicas, que pueden resultar intensas para su edad, sexo y otros factores. Se puede adoptar otra perspectiva teniendo en cuenta la durabilidad de la realización de algunas actividades físicas.

Esta condición manifiesta fatiga, debilidad, dificultad para respirar y dolor muscular cuando la persona intenta realizar ciertas actividades físicas. Es posible que estas condiciones no surjan si no realiza un entrenamiento intenso o de alta duración. La sensación de fatiga después de un buen entrenamiento es normal, pero lo que debería preocuparte es no poder ejercitarte adecuadamente por estar fatigado.

¿Cuáles son los síntomas de la intolerancia al ejercicio?

Intolerancia al ejercicio (Imagen vía Getty Images)
Intolerancia al ejercicio (Imagen vía Getty Images)

Fatiga: en lugar de la resistencia esperada, hay una aparición rápida e intensa de cansancio o debilidad durante la actividad física.

Dificultad para respirar: la respiración se vuelve difícil, especialmente cuando se realiza ejercicio moderado o intenso, a menudo marcado por respiraciones laboriosas , respiración rápida o una sensación de ingesta insuficiente de aire.

Debilidad muscular: durante el ejercicio, hay una sensación notable de debilidad muscular, pesadez o dificultad en el movimiento de las extremidades.

Dolor muscular: El malestar o dolor muscular surge antes o con mayor intensidad de lo previsto durante la actividad física.

Latidos cardíacos rápidos (taquicardia): la frecuencia cardíaca se acelera significativamente durante el ejercicio, lo que provoca palpitaciones o malestar.

Intolerancia al ejercicio (Imagen vía Getty Images)
Intolerancia al ejercicio (Imagen vía Getty Images)

Dolor en el pecho: algunas personas pueden sentir dolor o malestar en el pecho, lo que posiblemente indique problemas cardíacos o vasculares subyacentes.

Mareos o aturdimiento: se produce una sensación de inestabilidad o mareos durante o después del ejercicio, a menudo asociada con presión arterial baja u otros problemas cardiovasculares.

Náuseas: La sensación de náuseas o incluso vómitos puede manifestarse durante o después del esfuerzo físico, derivadas de diversos factores, incluido el esfuerzo intenso o condiciones médicas específicas.

Desmayo o casi desmayo (síncope): algunas personas con intolerancia al ejercicio pueden experimentar episodios de desmayo o casi desmayo durante o después del ejercicio.

Experimentar fatiga (Imagen vía Getty Images)
Experimentar fatiga (Imagen vía Getty Images)

Dificultad para concentrarse: aparece la fatiga mental , lo que dificulta mantener la concentración, posiblemente debido a un suministro inadecuado de oxígeno o energía al cerebro durante el ejercicio.

Dolor de cabeza: Los dolores de cabeza pueden ocurrir durante o después del ejercicio, especialmente en casos de dolores de cabeza por esfuerzo o cuando el ejercicio actúa como un desencadenante de la migraña.

Sudación excesiva: sudoración profusa durante el ejercicio, que puede no correlacionarse con el nivel de actividad física.

Dolor en las articulaciones: el dolor o la molestia en las articulaciones, especialmente en personas con afecciones como la artritis, pueden empeorar con el ejercicio.

¿Cómo se puede controlar la intolerancia al ejercicio?

Intolerancia al ejercicio (Imagen vía Getty Images)
Intolerancia al ejercicio (Imagen vía Getty Images)

Consulta con un profesional de la salud: si se experimenta intolerancia al ejercicio, es esencial consultar a un proveedor de atención médica. Pueden ayudar a diagnosticar la afección subyacente y brindar orientación sobre su manejo. Esto podría implicar exámenes físicos, revisiones del historial médico y pruebas especializadas.

Desarrollo de un programa de ejercicio gradual: bajo la guía de su proveedor de atención médica, se debe desarrollar un programa de ejercicio gradual adaptado a sus capacidades y limitaciones. Comenzar con actividades de baja intensidad y aumentar gradualmente la intensidad y la duración con el tiempo ayudará a mejorar el estado físico sin exacerbar los síntomas.

Garantizar una hidratación y una nutrición adecuadas: la hidratación y la nutrición adecuadas son esenciales para la salud general y los niveles de energía. Se debe asegurar una hidratación adecuada antes, durante y después del ejercicio. Se debe consumir una dieta equilibrada y rica en nutrientes para apoyar la actividad física.

Fatiga (Imagen vía Getty Images)
Fatiga (Imagen vía Getty Images)

Manejo del estrés: El estrés puede empeorar los síntomas de la intolerancia al ejercicio. Debes incorporar a tu rutina diaria técnicas de manejo del estrés como la meditación, los ejercicios de respiración profunda o el yoga.

Controle su ritmo: se debe escuchar a su cuerpo y es importante controlar su ritmo durante el ejercicio. No se debe dejar pasar la incomodidad o el dolor extremo. Si se presentan síntomas durante el ejercicio, es fundamental detenerse y descansar.

Selección de ejercicios de bajo impacto: Los ejercicios de bajo impacto, como nadar, andar en bicicleta estática o caminar, son más suaves para el cuerpo y pueden ser más manejables para quienes tienen intolerancia al ejercicio.

Monitoreo de síntomas: se debe llevar un diario para realizar un seguimiento de las sesiones de ejercicio y cualquier síntoma asociado. Esto puede ayudarle a usted y a su proveedor de atención médica a comprender mejor sus limitaciones y su progreso.

Ahora que ha descubierto los síntomas de la intolerancia al ejercicio, puede detectarlos si algún día no se siente tan bien mientras hace ejercicio. Consulte a un profesional médico para obtener orientación y comprender mejor su cuerpo. Puede seguir los métodos de manejo para vivir con la afección y avanzar gradualmente hacia la mejora.

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